Entrevistamos a María José, madre de acogida, que nos cuenta su experiencia como madre acogedora “vale la pena intentarlo y a aquellos que sienten esa inquietud de acoger, les diría que al menos vayan a informarse, que no existe ninguna clase de padres sin problemas y con el éxito asegurado.”
¿Quién eres? Cuéntanos algo de ti y de tu situación familiar.
Soy una mujer soltera que tras cuidar de un padre enfermo y disfrutar de unos años de la soltería decidió que sería bonito cuidar a alguien que fuera hacia la vida y no hacia la muerte como había sido el caso. Siempre había pensado en ser madre y asistir en primera fila al proceso de formación de una persona además de disfrutar del cariño y apoyo de mi familia como hasta entonces sucedía con los míos.
En estos momentos mi núcleo familiar consta de 4 componentes: mi madre que roza los cien, mi hija de acogida que ya tiene 21 y cursa estudios de FP superior, mi hijo adoptivo de 18 que está trabajando y yo, que tengo 60 y me acabo de jubilar.
¿Qué ha supuesto esta experiencia para la familia?
Para nosotros la experiencia ha sido y es muy positiva, nos sentimos una familia y de momento parece que nadie va a abandonar el nido…. aunque problemas y discusiones no faltan, que nadie se lleve a engaño.
¿Qué significa ser familia de acogida?
Debes cumplir con los requisitos que marca Conselleria y pasar tanto un examen médico, como unos test psicológicos, además de estar dispuesto a recibir en tu casa la visita de los trabajadores sociales asignados a tu caso y cumplir el régimen de visitas que se disponga en el punto de encuentro.
Cuando acoges a un niño tienes que ser consciente de que solo tienes la guarda del mismo, si algún factor tanto en su familia biológica como en la tuya cambia y el juzgado así lo considera se puede cancelar este acogimiento. No es lo más frecuente, pero puede pasar y hay que tenerlo en cuenta, además si no es por problemas en tu casa, sino porque ha mejorado la situación en su familia biológica, se debe considerar un gran éxito y debes pensar que has ayudado a una familia a reunirse de nuevo, aunque en tu fuero interno estés triste y es normal pasar un periodo de duelo (He de reconocer que personalmente no conozco ningún caso).
¿Qué te hizo decidirte?
En mi caso, como el proceso de adopción se demoraba mucho, desde el mismo departamento de adopciones me comentaron la posibilidad del acogimiento y pensé que mientras, podía acoger temporalmente a algún niño que lo necesitara, sin abandonar el proceso de adopción puesto que yo quería ser madre de pleno derecho.
¿Qué miedos tuviste al principio?
El miedo más grande que tuve tanto en el acogimiento como en la adopción fue el de no estar a la altura, el de hacer más daño que bien. y por otra parte el de que no se estableciera el apego de los niños conmigo y que la convivencia terminara siendo un infierno para todos.
¿Recibís algún tipo de apoyo psicológico? ¿Grupos de apoyo o similar?
En nuestro caso hemos tenido el apoyo tanto de la trabajadora social como del equipo psicológico de la asociación Nueva Infancia que nos asignó la Conselleria. Además de las visitas periódicas al departamento de adopción internacional del hospital La Fe. También puede acudir a la escuela y encuentros de padres que organizó la asociación.
¿Qué cosas te han ayudado y qué cambiarías del proceso?
Todo lo antes expuesto me ha ayudado mucho y me he sentido muy arropada por los profesionales con los que he tenido la suerte de poder contar, creo que ha sido una gran ventaja con la que no cuentan las familias tradicionales o biológicas «normales» por así decirlo.
Lo que cambiaría de las de las charlas informativas (no sé si todavía será así) es el típico eufemismo de la mochila emocional que carga el niño. Creo que se ha de hablar con toda crudeza de los problemas cognitivos, neurológicos o de los trastornos de conducta a los que los padres seguramente habrán de enfrentarse. Es mejor estar preparado, saber con qué herramientas cuentas para poder hacer el mejor uso de ellas sin que cunda el pánico, incluso estar preparado para el fracaso en caso de este llegue y que pase la menor factura posible.
También mejoraría las visitas a los puntos de encuentro, mejor dicho al punto de encuentro, que consta de personal insuficiente para la atención y vigilancia de las visitas, cargando muchas veces sobre los niños el cumplimiento de las normas de seguridad ante los requerimientos de información de sus familias biológicas sobre su paradero exacto, como ha sido en mi caso, llegando incluso a interceptarnos a la entrada o salida del mismo. Los horarios en de visitas en horario escolar con las consiguientes preguntas molestas por parte de los compañeros de clase, no poder hacerse fotos en las excursiones, en los Llibrets de la falla, en los álbumes de futbol etc.. para que luego te localizaran a través de la visita… Por no hablar del reiterado incumplimiento de las visitas a la que muchas veces hemos acudido sin que hubieran localizado a madre con el duro golpe psicológico y emocional que esto suponía y la repercusión que tenía después tanto en casa como en los estudios.
¿Qué dirías a aquellos que se plantean la posibilidad de acoger?
Les diría que a pesar de todo vale la pena intentarlo y que si ya sienten esa inquietud que al menos vayan a informarse, que no existe ninguna clase de padres sin problemas y con el éxito asegurado.